El drama ucraniano da aire a Lukashenko

fuente: http://www.elmundo.es

Hace dos años Europa se sorprendía de tener incrustada en su franco este una república ex soviética donde el que manda desde hace dos décadas truca cada proceso electoral con el desparpajo de una dictadura centroafricana. Pero ahora pocos dudan de que Alexander Lukashenko, el líder de Bielorrusia desde hace 21 años, vencerá de nuevo en las elecciones de hoy domingo. Se enfrenta a tres candidatos desconocidos que apenas han hecho campaña.

En el universo ex soviético el que resiste gana y hoy el drama ucraniano, con sus cerca de 7.000 muertos en la guerra civil, ha cambiado las prioridades europeas. La caída del presidente ucraniano Victor Yanukovich demostró que la democracia occidental tampoco se exporta fácilmente a Europa del Este. Quedan pocas ganas de defenestrar gobiernos déspotas y corruptos financiados por el Kremlin. De hecho la UE parece ahora proclive a levantar las sanciones contra el presidente bielorruso en un cambio de política que apunta a premiar la liberación este verano de varios ‘presos políticos’ del régimen.

Pero en el día a día pocas cosas han cambiado. Si protestas en público contra el «lukashismo» (término acuñado por los disidentes para definir la prolongación de la tiranía soviética por la vía del personalismo) te puede ir regular o mal, según tu suerte o tu importancia.

Ni la UE, ni los judíos, ni los gays

Los manifestantes anónimos reciben gas lacrimógeno y pasan semanas durmiendo sobre el cemento de la cárcel. Los principales disidentes han sumado navidades entre rejas. Los que no son ni una cosa ni la otra (periodistas entrometidos, profesores criticones y adeptos caídos en desgracia) pueden escoger entre el exilio o ser víctimas de extrañas desapariciones, palizas o apuñalamientos. No es difícil incomodar al presidente bielorruso, al que sus seguidores llaman «Batska» (papito), porque no le gustan los liberales, ni la UE, ni las ONG, ni los judíos ni los gays.

Las sanciones duran desde 2011, justo después de la última elección presidencial (diciembre de 2010) en la que se impuso con un 80% de los votos y que estuvo marcada por una violenta represión de los opositores. «Cada cuatro años nuevos líderes europeos llegan al poder y piensan que van a poder arreglar el problema de Lukashenko, desconociendo que él no es un hombre digno de confianza», dijo ayer en una conferencia de prensa la escritora bielorrusa Svetlana Alexevich, galardonada esta semana con el Nobel de Literatura.

Entre los liberados por Lukashenko este año está Mikola Statkevich, ex candidato a la presidencia encarcelado desde 2010. Él, igual que casi toda la oposición, ha boicoteado los comicios porque no han dejado tomar parte a sus candidatos:«Siempre he estado en contra de los boicots de las elecciones. Pero si no tenemos candidato, ¿por qué ir a votar?». La Nobel ha dicho que tampoco participará. Y ha alertado de que es un error contemporizar con la «dictablanda» de Lukashenko.