Los complejos misiles que usará Reino Unido para atacar al Estado Islámico en Siria

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Comercializados como «el arma de ataque más precisa del mercado» y la Real Fuerza Aérea Británica (RAF, por sus siglas en inglés) ya los utilizó en Libia y Afganistán. Ahora es probable que también los arroje sobre Siria para luchar contra el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) pues ya los utiliza para bombardear las instalaciones de los yihadistas en Irak.

Según informó la cadena británica BBC, pesan 48,5kg y miden 1,8 metros de largo. Se calcula que cada pieza cuesta cerca de USD 150.000. Bautizados con el nombre de Brimstone, son disparados desde un Tornado GR4 a hasta más de 11 kilómetros de distancia del objetivo, a altitudes de hasta 6.000 metros.

«Actualmente, los países que están bombardeando Siria no tienen la capacidad de lanzar misiles de estas características desde aviones a reacción, y lo hacen desde otro tipo de vehículos aéreos o helicópteros», contó a la BBC Nick de Larrinaga, editor de Europa en la revista de defensa IHS Jane’s Defence Weekly. «Utilizar jets nos permitiría lanzar más misiles en una sola misión», explicó Larrinaga.

El avión Tornado GR4 puede transportar hasta 12 de estos misiles. Reino Unido y Arabia Saudita son los únicos países que han comprado Brimstone. Lo que los diferencia de otro tipo de misiles es su sistema de guía, que les permite tener un mayor grado de precisión, especialmente cuando el objetivo son blancos móviles, como tanques.

Los Brimstone son misiles de la categoría «dispara y olvida», ya que son programables según las necesidades de cada misión. La versión en «modo dual» más actualizada puede autodireccionarse utilizando un radar, o ser guiada por operadores de armas desde tierra o aire, utilizando lásers. Según la RAF, pueden operar tanto de día como de noche y en todos los tipos de climas.

Se dispararon por primera vez desde los cazas Tornado en 2005 y «el trabajo continúa para asegurar que el arma alcanza su pleno potencial», aseguran fuentes de la Fuerza Aérea Británica. Efectivamente, la RAF está planeando adaptar los cazas Typhoon F2 para que puedan transportar Brimstones, y se prevée que las flotas de Tornado dejarán de operar en 2019.

El fabricante de los misiles, MBDA, promete un «riesgo bajo de daños colaterales», lo cual es importante, teniendo en cuenta que los líderes de ISIS pueden estar viviendo entre civiles, a quienes utilizan como escudos humanos. Esto se debe a que las explosiones pueden limitarse a áreas más pequeñas que las que destruyen otros misiles y bombas, y provocar menos escombros.

La precisión de estos misiles, junto con el gran servicio operacional de las tropas de la RAF, hace que la implicación del Reino Unido en los bombardeos en Siria sea «increíblemente útil», explicó el analista de defensa independiente Paul Beaver

Los misiles pueden atacar vehículos en movimiento, con una velocidad de hasta 112 kilómetros por hora. «Si el blanco es una infraestructura, habrá menos daños generalizados, lo cual quiere decir que estructuras como yacimientos de petróleo pueden ser reparadas más fácilmente cuando sean recapturadas de manos de ISIS», dice Breaver.

MSF reclama una investigación internacional del ataque en Kunduz

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Médicos sin Fronteras (MSF) ha reclamado este miércoles en Ginebra que se establezca una comisión internacional independiente para investigar el bombardeo aéreo de EE UU el pasado sábado contra un hospital de la ONG en Kunduz, al norte de Afganistán, donde murieron 22 personas, de los que 12 eran empleados de la organización. Solo después de que una comisión independiente analice lo ocurrido, la organización estudiará denunciar el carácter «criminal» del bombardeo.

La creación de la comisión, un mecanismo previsto en la Convención de Ginebra, requiere que al menos uno de los países firmantes apoye la petición, por lo que MSF está ya en contacto con los 76 países signatarios del protocolo, según ha anunciado la ONG durante una rueda de prensa celebrada en la ciudad suiza. La formación de «la comisión está establecida en los Protocolos Adicionales de la Convención de Ginebra y es el único cuerpo legal creado específicamente para investigar la violación de la ley humanitaria internacional», ha subrayado la presidenta de MSF, Joanne Liu.

«Los hechos y las circunstancias de este ataque deben ser investigadas independientemente e imparcialmente, sobre todo después de las inconsistencias de las explicaciones dadas por EE UU y Afganistán sobre lo que ha ocurrido», ha apuntado Liu, que he desconfía de una «investigación militar de EE UU, la OTAN o las fuerzas afganas».

Para Liu, el bombardeo de Kunduz «no fue solo un ataque al hospital, sino un ataque contra la Convención de Ginebra y esto no se puede tolerar». Liu ha defendido que la Convención de Ginebra «no es un marco legal abstracto», sino que establece la diferencia entre la vida y la muerte para los equipos médicos en las zonas de conflicto. «Es lo que permite a los pacientes acceder a nuestra ayuda médica de forma segura y lo que nos permite proporcionar cuidados médicos sin convertirnos en un objetivo», ha denunciado Liu.

El máximo responsable militar de Estados Unidos en Afganistán, el comandante John Campbell, asumió este martes la responsabilidad por el «error» del bombardeo, si bien justificó que el ataque se había realizado por petición de las fuerzas afganas. «El pasado sábado, pacientes de MSF y personal de la ONG se sumaron al incalculable número de personas muertas en el mundo en zonas de conflicto y llamadas ‘daños colaterales’ o ‘inevitables consecuencias de la guerra’. La ley humanitaria internacional no trata de errores sino de intenciones, hechos y porqués», ha señalado Liu.

Los talibanes asaltan una cárcel en Afganistán y liberan a 355 presos

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Un grupo de talibanes ha liberado este lunes a 350 presos en el asalto a una cárcel en el sur de Afganistán, en el que han muerto al menos tres insurgentes y cuatro miembros de las fuerzas de seguridad de la prisión. El ataque se produjo esta madrugada en la prisión central de la provincia de Ghazni, cuando los insurgentes detonaron un coche cargado de explosivos en la puerta principal de la penitenciaría, según ha afirmado el portavoz del gobernador regional, Shafiq Nang.

Según ha explicado Nang, el ataque estaba muy bien planificado y, tras la explosión inicial, varios insurgentes lograron entrar en la prisión, donde se inició un enfrentamiento con los guardas que causó, además de los cuatro agentes muertos, otros siete heridos. El director del consejo de prisiones de Afganistán, Salih Muhammad Shirzai, concretó que en el asalto a la prisión 355 presos fueron liberados y que otros seis resultaron heridos.

El portavoz del gobernador regional reveló, además, que entre los prisioneros que lograron escapar había varios insurgentes, aunque no detalló cuántos. Los talibanes reivindicaron el ataque a través de su portavoz, Zabihullah Mujahid, que dijo en su cuenta de Twitter que en el asalto murieron «40 policías», aunque los insurgentes suelen dar información sesgada sobre el alcance de sus acciones.

Mujahid señaló también que murieron tres de los diez insurgentes que participaron en la operación, en la que lograron liberar a «más de 400 presos». En el pasado se han registrado varios asaltos de los talibanes a prisiones en Afganistán, en los que han liberado a cientos de presos, siendo uno de los más significativos el que llevaron a cabo en 2008 también en el sur afgano, en la que unos 900 reos lograron escapar.

¿En qué países tiene Estados Unidos operaciones militares?

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Estados Unidos cuenta actualmente con operaciones militares en 12 países. El presidente Barack Obama divulgó a mediados de junio, en una carta a los presidentes de la Cámara de Representantes y del Senado, información detallada sobre el despliegue internacional de fuerzas armadas de EE UU “equipadas para combate”.

El documento revela que el despliegue varía según la relación bilateral con ese país y los objetivos de la misión. Este es un repaso a cada una de las operaciones:

Afganistán

Desde el 7 de octubre de 2001, tras los atentados del 11-S, EE UU lleva a cabo operaciones antiterroristas contra Al Qaeda, los talibanes y otras fuerzas asociadas en Afganistán. Oficialmente, la misión estadounidense acabó el 31 de diciembre de 2014. Sin embargo, bajo la operación de apoyo de la OTAN, alrededor de 9.000 soldados norteamericanos permanecen en el país entrenando y asesorando a las fuerzas de seguridad afganas.

La gestión de la seguridad del país está ahora en manos de las autoridades afganas aunque EE UU continúa atacando, independientemente, a militantes de Al Qaeda y los talibanes. Actualmente, han muerto 2.360 militares estadounidenses en Afganistán, según iCasualties, que contabiliza las muertes en el conflicto.

Irak

Con el reciente envío de 450 militares, el despliegue estadounidense en Irak asciende a 3.500 efectivos. Los objetivos son proteger a los oficiales y la embajada norteamericana, y derrotar a los yihadistas del Estado Islámico (EI).

A diferencia de la intervención militar entre 2003 y 2011, los soldados norteamericanos no tienen función de combate. Solamente entrenan y asesoran tácticamente a las fuerzas locales y en materia de comunicaciones y recopilación de inteligencia. EE UU también efectúa bombardeos a células de Al Qaeda y el EI. En la intervención que finalizó hace cuatro años, murieron 4.493 militares norteamericanos, según iCasualties.

Siria

En Siria, EE UU también efectúa bombardeos con drones y aviones de combate contra posiciones de Al Qaeda y el Estado Islámico. Pero no dispone de militares sobre el terreno dada su enemistad con el presidente Bachar el Asad.

En paralelo, el Pentágono lleva a cabo en Catar, Arabia Saudí y Turquía un plan de entrenamiento de rebeldes sirios moderados para que combatan al EI y al régimen de El Asad. El entrenamiento a los rebeldes es, por ahora, un fracaso: el secretario de Defensa norteamericano Ash Carter reveló la semana pasada en Washington que solo 60 rebeldes están en condiciones de ser entrenados.

Somalia

EE UU opera en Somalia para combatir a Al Shabab, un grupo islámico radical vinculado a Al Qaeda que desde su creación en 2006 ha ejercido control territorial y perpetrado atentados terroristas. El informe no precisa el número de militares estadounidenses desplegados.

Desde 2001, EE UU ha efectuado 20 ataques aéreos en el país, según datos del centro de análisis New America. El Secretario de Estado, John Kerry, realizó en mayo la primera visita oficial de un diplomático norteamericano a ese país.

Yemen

Estados Unidos coopera con el Gobierno yemení para combatir a la rama más peligrosa de Al Qaeda: Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, por sus siglas inglesas). Lo hace por medio de ataques con drones del Ejército y la CIA contra posiciones terroristas.

EE UU no divulga información sobre los ataques. Según el recuento del centro de estudios New America, este año ha habido 12 ataques que han matado a 45 milicianos. Desde 2002, ha habido 126 incursiones que han causado entre 854 y 1.114 muertos, de los cuales entre 87 y 93 civiles.

Las operaciones han dado sus frutos y EE UU ha conseguido matar este año a seis altos cargos de AQAP, incluido el número dos de Al Qaeda, Naser Al Wuhayshi, el pasado junio. Las incursiones se han mantenido pese a la creciente inestabilidad en Yemen tras la dimisión de su presidente a finales de enero de este año, que forzó a Washington a cerrar su Embajada en Saná y evacuar a personal diplomático y militar. EE UU, que respalda al expresidente, teme que la inestabilidad y el avance de los rebeldes Huthis acabe con la cooperación antiterrorista entre los dos países.

Djibouti

En este país del cuerno de África, las fuerzas armadas de EE UU -el informe no detalla la cifra- están desplegadas para responder a amenazas terroristas en la región, incluida la Península Arábiga. Kerry visitó el país en mayo, cuando también viajó a Somalia.

Cuba

EE UU tiene desde enero de 2002 tropas desplegadas en su base naval de Guantánamo. Los militares se encargan de la seguridad y funcionamiento del penal para sospechosos de terrorismo, establecido en la base en 2002 tras los atentados del 11-S. El presidente Obama ha incumplido su promesa de tener cerrada la cárcel a principios de 2010.

Níger

EE UU coopera, en la recolección de información de inteligencia, con las fuerzas armadas francesas que desempeñan labores de vigilancia en el Sahel. El número total de tropas estadounidenses es de 200.

Países de África Central

El personal desplegado es de unos 300 militares. Las fuerzas estadounidenses asisten a las fuerzas de la Unión Africana que luchan para derrotar al líder del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en sus siglas en inglés), Joseph Kony y para proteger a los habitantes de la zona.

Egipto

Estados Unidos dispone de 700 militares, que forman parte de una misión multinacional de observación que opera en Egipto desde 1981.

El Gobierno de Obama levantó el pasado abril el bloqueo a la entrega de aviones de combate, misiles y tanques al régimen del general Abdelfatá al Sisi que había impuesto en octubre de 2013 como castigo por la represión tras el golpe de Estado —encabezado por Al Sisi— que derrocó a Mohamed Morsi, el primer presidente elegido democráticamente en Egipto. La Casa Blanca seguirá pidiendo al Congreso una ayuda militar anual de 1.300 millones de dólares a Egipto, que también quedó parcialmente suspendida tras el golpe.

Jordania

A petición del Gobierno jordano, Estados Unidos cuenta con alrededor de 2.200 militares en el país para reforzar y apoyar las fuerzas armadas jordanas y mantener la seguridad del país, fronterizo con Irak y Siria. “Las fuerzas permanecerán en Jordania hasta que la situación de seguridad ya no las requiere”, esgrime la carta. En Jordania, EE UU también ha entrenado a rebeldes sirios que luchan contra las fuerzas del régimen de Bachar el Asad.

Kosovo

Bajo una resolución de 1999 de las Naciones Unidas, EE UU participa en tareas de seguridad en Kosovo para mantener en ese país de los Balcanes un “entorno seguro y garantizar la libertad de movimiento”. EE UU cuenta con 700 militares, sobre una fuerza internacional total de 4.600.

Un dron del Ejército de los EEUU abatió a Hafez Sayeed, jefe de ISIS en Afganistán

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La muerte en un bombardeo estadounidense en el este afgano del supuesto jefe del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) en Afganistán, Pakistán e Irán, Hafez Sayeed, supone el segundo golpe a la cúpula del grupo yihadista en el país asiático esta semana.

El bombardeo, llevado a cabo con un dron o avión no tripulado, en el que también murieron otros 29 insurgentes, se produjo anoche en el distrito de Achin, en la provincia de Nangarhar, según un comunicado difundido hoy por los servicios secretos afganos (NDS).

«Como resultado del bombardeo murieron 30 insurgentes, incluido Hafez Sayeed, el líder del ISIS en el autodenominado estado de Khurassan (territorio histórico que abarca gran parte de Afganistán, Pakistán, Irán y otras naciones centroasiáticas como Tayikistán)», señala la nota.

Los servicios de inteligencia afganos detallaron en el comunicado que fueron ellos los que proporcionaron a las fuerzas de EE.UU. los datos sobre la localización exacta de los insurgentes del «grupo terrorista Daesh» (el acrónimo del ISIS en árabe).

El vocero del gobernador de Nangarhar, Ahmad Zia Abdul Zai, confirmó a Efe el ataque aéreo de anoche en el que murieron «varios insurgentes», pero no pudo detallar su número exacto, ni si entre ellos se encontraba el líder yihadista.

Este es el segundo gran golpe contra el ISIS esta semana en el país asiático, después de que el lunes otro bombardeo estadounidense en el distrito de Achin matara al supuesto jefe adjunto del grupo yihadista en Afganistán y Pakistán, Gul Zaman.

Estas bajas dentro de la cúpula del ISIS en Afganistán se suman a la muerte, el pasado febrero, en la provincia meridional de Helmand del supuesto gobernador adjunto del ISIS para el sur de Asia, Abdul Rauf Khadim.

El portavoz del gobernador de Nangarhar explicó a Efe que la presencia del Estado Islámico en la provincia se limita a zonas remotas y que «no se ha producido todavía ningún incidente serio que pueda suponer una grave amenaza para la población local».

Zai aclaró además que estos miembros del ISIS son antiguos talibanes que han cambiado «la bandera blanca de su movimiento por la negra del Daesh» y añadió que se producen continuos choques entre los dos grupos yihadistas por la supremacía en la región.

En las últimas semanas decenas de insurgentes murieron o resultaron heridos en choques armados entre los talibanes y el ISIS por el control de varias áreas de la provincia de Nangarhar.

El mes pasado, los talibanes afganos advirtieron al autoproclamado califa del ISIS, Abu Bakr al Baghdadi, de que la actual lucha «contra América y sus títeres» en Afganistán debe realizarse sólo bajo la bandera de los talibanes y amenazó con tomar represalias por su presencia en el país.

En una carta dirigida a Al Baghdadi, el número dos talibán, el mulá Akhtar Muhamad Mansoor, exhortó al ISIS a no «dar pie a los talibanes a reaccionar en su contra» e indicó que la aparición de nuevos grupos yihadistas en territorio afgano supone un riesgo para los logros alcanzados por su formación.

El Gobierno de Afganistán emprendió además la semana pasada una operación contra el Estado Islámico, en una nueva estrategia de seguridad contra el grupo radical, además de continuar con el operativo contra los talibanes.

El aumento de la presencia del Estado Islámico en Afganistán se produce en un momento de tibio acercamiento entre los talibanes y el Gobierno del presidente afgano, Ashraf Gani.

El pasado martes se produjo en Pakistán el «primer encuentro oficial» entre una delegación de los talibanes y el Gobierno afgano, lo que podría suponer el preámbulo de unas negociaciones de paz que buscan poner fin a trece años de guerra civil en Afganistán.

Primer encuentro oficial entre el gobierno afgano y los talibán.

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El gobierno afgano y los talibán han iniciado las primeras conversaciones formales para alcanzar la paz en el país, un paso significativo tras meses de diálogo informal con escasos avances. La reunión, en suelo paquistaní, se ha celebrado con el ruido de fondo de los atentados talibán y las operaciones militares, que no cesan.

Una delegación del gobierno de Afganistán, de la que formó parte el viceministro de Exteriores, Hekmat Khalil Karzai, y otra del grupo talibán, cuyo máximo representante era Mullah Abbas, viajaron este martes a Islamabad para sentarse frente a frente. La cita tuvo lugar en Murree, cerca de la capital paquistaní, y ha terminado en plena madrugada del miércoles.

En el encuentro, al que han asistido observadores de Estados Unidos, China y Pakistán, ambas partes han compartido sus impresiones sobre la complicada situación que atraviesa Afganistán y las posibles vías de paz.

Las delegaciones expresaron su «deseo de llevar la paz a Afganistán y a la región», según un comunicado del ministerio de Exteriores de Pakistán, y «reconocieron la necesidad de desarrollar medidas de fomento de la confianza» para encauzar un diálogo al que le cuesta avanzar. Los representantes confirmaron que volverán a verse las caras de nuevo cuando termine el Ramadán a finales de este mes.

En declaraciones a Efe, un portavoz del ministerio de Exteriores afgano, Ahmad Shakib Mustaghni, destacó su deseo de que este primer encuentro oficial «abra el camino para las futuras conversaciones de paz y termine con la guerra y el derramamiento de sangre en Afganistán».

En ese sentido la cita también ha sido elogiada por el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, que se ha referido a las conversaciones como «un gran avance» para la paz regional. Estados Unidos, a través del portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest, ha señalado que «este es un paso importante para el avance de las perspectivas de una paz creíble» y ha felicitado al gobierno afgano por sus esfuerzos en la búsqueda de la paz y la reconciliación.

Es la primera vez que Kabul reconoce oficialmente un diálogo con los insurgentes. Lo hizo ayer el presidente afgano, Ashraf Ghani, al confirmar en Twitter que un equipo del Alto Consejo de Paz de Afganistán (el órgano que encabeza las negociaciones) viajaba al país vecino para tratar con los talibán.

El mes pasado los insurgentes admitieron haber tenido conversaciones informales en Noruega con una delegación de afganas para tratar los derechos de las mujeres como una de las aristas del posible acuerdo con el gobierno. En esa cita, calificada de «histórica», participaron parlamentarias y representantes del Alto Consejo.

En mayo tuvo lugar otro encuentro en Catar, donde los talibán expusieron sus demandas de cara a un pacto: principalmente exigen modificar la Constitución y expulsar a todas las tropas extranjeras de Afganistán. Pocos avances concretos salieron de aquellas conversaciones informales, aparte de la constatación de que el gobierno de Ghani tiene entre sus prioridades el cese del conflicto.

Escalada de la violencia.

No obstante el acercamiento, ahora oficial, se da en medio de una escalada de violencia incesante en suelo afgano desde que se iniciase en abril la tradicional ofensiva talibán de primavera. En las últimas 24 horas, según informó el ministerio de Defensa afgano, 30 insurgentes talibán y al menos seis soldados murieron en diversos enfrentamientos. Y esta madrugada un ataque talibán a un puesto de control en la provincia de Kunar acabó con la vida de dos policías.

Ayer mismo se produjeron en Kabul dos atentados suicidas contra un convoy de la OTAN y una oficina del Directorio Nacional de Seguridad (los servicios de inteligencia afganos). Ambos ataques fueron reclamados por los talibán en su lucha contra los intereses extranjeros y las fuerzas de seguridad afganas.

En 2014 la OTAN cerró su misión de combate en el país asiático para dar paso a labores de asistencia, asesoramiento y formación civil y militar a las autoridades afganas, que desde enero, y por primera vez desde 2001, se encargan solas de la seguridad de su país. Por su parte Estados Unidos ha ido ralentizando su salida del país y aún mantendrá casi 10.000 efectivos en suelo afgano.

Desde 2001, la guerra contra el terrorismo lleva 149.000 muertos y 162.000 heridos graves en Afganistán y Pakistán, según reveló un reciente informe del Instituto Watson de la Universidad de Brown. De acuerdo a esta investigación, los muertos por ataques de drones estadounidenses se estiman entre 1.900 y 3.800.

Del total de fallecidos, 48.000 son civiles que se han visto atrapados en un conflicto cuyas cifras empezaron a crecer de manera significativa desde 2007. Según Naciones Unidas, en los primeros cuatro meses de 2015 las víctimas civiles en Afganistán crecieron un 16% (974 muertos y 1.963 heridos). «No importa quién mata a los civiles afganos, lo que importa solo es que están muertos», afirmó Neta Crawford, autora del informe del Instituto Watson presentado a principios de junio.