Syriza vuelve a ganar las elecciones en Grecia con una amplia ventaja

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Alexis Tsipras y su formación, Syriza, lograron este domingo una clara victoria en las elecciones anticipadas convocadas en Grecia después de la firma del tercer rescate con los acreedores europeos y la ruptura del partido. La formación izquierdista, que logró una clara mayoría con más del 90% de los votos escrutados, reeditará su coalición de Gobierno con la derecha nacionalista de Griegos Independientes (ANEL). El partido de Alexis Tsipras logra el 35,5% de los votos (145 escaños), mientras los conservadores de Nueva Democracia se situaban en torno al 28%. La ultraderecha revalidó su tercer puesto con un leve aumento de apoyos, mientras quedó fuera del Parlamento Unidad Popular, la escisión de Syriza tras la firma del rescate.

En sus primeras palabras tras conocerse el resultado, el líder izquierdista agradeció a los ciudadanos que le hayan dado un mandato claro “para cuatro años” y afirmó que las elecciones celebradas ayer lanzan el claro mensaje a Europa de que “Grecia es sinónimo de lucha y dignidad”. “Dimos una batalla difícil y estoy muy contento porque el pueblo nos dio un mandato claro para seguir luchando en el interior y el exterior”, dijo el político a sus partidarios, reunidos en una céntrica plaza de Atenas en un ambiente de euforia que constataba que Syriza había recuperado la ilusión. A la celebración se sumó el líder de ANEL, Panos Kamenos, que se fundió en un abrazo con Tsipras.

Una intención de voto volátil e indecisa hasta el último minuto definió, junto con el bajo porcentaje de participación (el 53,4%), unos comicios de los que la ciudadanía no esperaba nada nuevo, ya que el próximo Gobierno estará maniatado por las duras condiciones del nuevo rescate. Frente a los fallidos pronósticos durante la campaña electoral de coaliciones diversas, se reeditará por tanto el pacto Syriza-ANEL que gobernó Grecia de enero a agosto, en unas elecciones que, más que Syriza, ganó Alexis Tsipras.

“Es indudablemente una victoria personal de Tsipras, sus apelaciones a la lucha ante Europa y su ejercicio de honestidad, asumiendo errores durante estos meses, han inclinado la balanza a su favor. Si alguien sale fortalecido de estas elecciones, es él”, analiza Ilias Yoryadis, sociólogo filo-Syriza. “También podría interpretarse que los griegos prefieren un rescate aplicado por un izquierdista a su ejecución por la derecha”.

Syriza no sólo vuelve al poder, también recupera la autoestima, y de qué manera, tras el cisma vivido en sus filas tras el referéndum y la aprobación del tercer rescate, y se dispone a gobernar por segunda vez en un año, con renovado y claro mandato, el mantra más repetido por Tsipras en los actos de campaña.

Fuentes del partido confirmaron que la formación del Ejecutivo se cerrará antes del miércoles, y el propio Tsipras mantuvo un primer contacto telefónico con Kamenos, con el escenario de una mayoría parlamentaria de 155 escaños (sólo siete menos que en enero). Por contradictoria que pueda parecer una coalición entre la izquierda y la derecha soberanista, Yorgos Vasiliadis, miembro de la Ejecutiva de Syriza y secretario de Estado contra la Corrupción, señalaba tras conocer los resultados: “Con ANEL tenemos un gran nivel de entendimiento y, aunque disentimos en algunas cosas, hay diálogo y ánimo de colaboración. Este Gobierno tendrá margen de maniobra para mejorar algunos aspectos del rescate, como por ejemplo la cesión de los 14 aeropuertos regionales”, añadía.

En efecto, como en enero, ANEL es el único socio capaz de hablar el mismo lenguaje antiausteridad que Syriza y su entendimiento en temas económicos es prácticamente total. Sin embargo, la coyuntura ha cambiado y ahora Grecia vive una dramática crisis de refugiados que podría complicar el diálogo entre los socios, ya que a ambos les separan notables diferencias de criterio en política migratoria. El partido de Kamenos defiende mayor mano dura frente a la inmigración irregular.

Los pronósticos demoscópicos, pues, no se cumplieron, en un día de verano que pareció alejar a los votantes de los colegios electorales hacia las playas. Aunque la participación se resintió con respecto a enero —casi 10 puntos menos— no fueron el sol y el calor los que restaron afluencia a los colegios, sino el cansancio entre los votantes tras tres convocatorias electorales prácticamente seguidas (generales en enero, referéndum en julio y los comicios de ayer). También influyó notablemente la decepción entre algunos votantes de Syriza tras el giro dado por Tsipras en julio. Fueron precisamente estos descontentos los que auparon a Syriza hasta una victoria casi absoluta; la expectativa de voto del partido experimentó una progresión aritmética en los tres últimos días. Además, el 19,3% de los votantes decidieron ayer mismo su papeleta (el 25%, entre los que apoyaron a ANEL).

La escisión que se produjo en el partido de Tsipras tras la firma del tercer rescate dio lugar a una nueva formación, Unidad Popular, cuyo líder Panayiotis Lafazanis, reconoció el mal resultado de su formación, que se queda fuera del Parlamento. Han “perdido la batalla, pero no la guerra”, dijo el exministro. “Nos enfrentamos a partir de mañana al Armagedón del memorándum”, dijo en referencia al tercer rescate.

En el resto de la tabla destaca la consolidación en el tercer puesto —constitucionalmente muy importante en Grecia— de los neonazis de Aurora Dorada, con dos diputados más que en enero; el leve repunte del Pasok, en listas conjuntas con el centroizquierdista Dimar; y la sorpresa que supone la irrupción en el Parlamento de la Unión de Centristas de Vasilis Levendis.

En estos tres factores las encuestas acertaron de pleno, aunque nadie se atreve a predecir cuál pueda ser el comportamiento en la Cámara de la última formación, ejemplo claro de antipolítica basura, con una lista de candidatos en la que aparecen seis familiares directos del líder y otros más sin experiencia política alguna. Levendis fue el único líder que se presentó en el centro de prensa internacional, para disfrutar de su momento de gloria. Llevaba intentando entrar en el Parlamento desde 1992, cuando fundó el partido.

Renunció Alexis Tsipras: habrá elecciones anticipadas en Grecia

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El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, presentó su dimisión al presidente del país, Prokopis Pavlopoulos, lo que allana el camino para el adelanto de las elecciones parlamentarias.

«He decidido presentarle al presidente de la República mi renuncia y la de mi gobierno», anunció Tsipras este jueves en un discurso televisado. «Traté de seguir fiel a lo que prometimos al pueblo, pero hubo dificultades. En los últimos seis meses muchas cosas han cambiado. La idea era ser diferente entre las potencias europeas», advirtió.

Y explicó, dirigiéndose a sus conciudadanos: «Ustedes decidirán quién gobernará Grecia y quién negociará la reducción de la deuda. Nosotros hemos hecho lo que hemos podido».

«Negociamos de una manera muy dura, dimos la batalla. Sé que no logramos todo lo que habíamos prometido pero salvamos el país. Hemos enviado un mensaje a Europa: tenemos que acabar con la austeridad», aseguró.

La frase final del mensaje fue: «Les pido a todos los griegos que libren esta lucha para que el país se levante y salga de la difícil situación en la que está».

«El objetivo es celebrar elecciones el 20 de septiembre», indicó una fuente citada por la agencia AFP después de que Tsipras se reuniera con los máximos funcionarios de su partido y sus ministros para debatir el próximo paso de su gobierno.
El adelanto electoral era ampliamente esperado, tras unos complicados siete meses en los que el país estuvo al borde de tener que abandonar la zona euro y se vio forzado a cerrar sus bancos tres semanas.

Después de llevar adelante una campaña contra las medidas de austeridad, el mes pasado el líder izquierdista de 41 años aceptó un programa de rescate de 86.000 millones de euros de Europa y el Fondo Monetario Internacional, con la condición de aprobar alzas de impuestos y recortes de gastos, en medio del fuerte riesgo de un colapso del sistema bancario griego.

Sin embargo, las votaciones en el Parlamento griego para aprobar las duras medidas de austeridad generaron una rebelión de casi un tercio de los legisladores de Syriza, lo que forzó a Tsipras a buscar apoyo de la oposición y lo privó de su mayoría parlamentaria.

La Bolsa griega cae un 16% tras cinco semanas cerrada

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El principal índice de la Bolsa griega, el ASE, ha reabierto este lunes, tras cinco semanas cerrado, con una caída de cerca del 16,23%. Tras unos primeros compases de la sesión de fuertes pérdidas, en los que la caída ha llegado a superar el 23%, con el paso de las horas la sangría se ha ido reduciendo. El desplome ha golpeado con especial virulencia a la cotización de las entidades bancarias —el sector con más peso en el índice, representa casi la cuarta parte del total— cuyas acciones han caído, de media, un 24%.

En todo caso, el castigo ha sido generalizado y afecta a compañías de todos los sectores: los títulos de las empresas de servicios públicos han caído, de media, más de un 19%; las compañías de corte industrial se han dejado un 17%; las teleco han perdido un 12% y las energéticas han retrocedido, de media, un 10%.

Aunque la historia de la Bolsa griega, con 139 años de antigüedad, es un relato plagado de cierres e interrupciones de cotización —14 de, al menos, un día—, esta clausura ha sido la que más se ha prolongado en el tiempo desde la invasión turca de Chipre en 1974.

El brusco descenso de este lunes se daba prácticamente por descontado en los cálculos de inversores y analistas desde que el 29 de junio el Gobierno de Alexis Tsipras, con el país a un paso de salir del euro, decretase el cierre de los bancos y del propio mercado de valores e impusiese controles de capitales para evitar el colapso financiero. Una semana después se celebraría el referéndum griego, en el que los ciudadanos dieron un rotundo no al pacto con los socios europeos. Y 10 días después, el Ejecutivo liderado por Syriza aceptó las principales concesiones de los acreedores y encarriló el tercer rescate, valorado en 86.000 milllones de euros y que debe sellarse definitivamente a mediados de agosto. La letra pequeña de este nuevo programa de ayuda a las finanzas públicas helenas marcará, según la mayoría de analistas, el devenir del principal índice bursátil griego.

“A partir de este momento, su evolución depende de lo que ocurra en la arena política”, afirma por teléfono George Athanasakis, de Pantelakis Securities. Este experto pone el acento en la evolución del sector bancario, el más afectado por la sacudida de este lunes, y augura nuevas caídas para las entidades financieras en los próximos días. “No obstante, los inversores empezarán a distinguir entre entidades”. Según los exámenes preliminares que cita este analista, los bancos menos saneados serían Eurobank Ergasias y el Banco del Pireo y las más sólidas, dentro de la debilidad congénita que afecta al conjunto del sector en Grecia, serían Alpha Bank y el Banco Nacional de Grecia.

Tras un primer trimestre del año de tendencia ascendente, el desplome de este lunes agudiza los números rojos del selectivo en lo que va de año (-19%). Desde 2007, un año antes del estallido de la Gran Recesión, la Bolsa griega pierde un 85% de su valor.

Sin efecto en el resto de la zona euro

El hundimiento de la Bolsa griega no ha arrastrado consigo al resto de mercados europeos. Pese a que en el arranque de la sesión los principales selectivos del Viejo Continente se han teñido de rojo, al cierre los cuatro principales índices de la eurozona (Fráncfort, París, Milán y Madrid) han avanzado entre el 0,75% del mercado francés y el 1,19% del alemán.

De mayor relevancia fueron las caídas registradas durante la noche en las Bolsas chinas, aunque por razones que nada tienen que ver con Grecia. Inmersos en una etapa de gran volatilidad, el índice de Shenzhen se ha dejado un 2,7% y Shanghái ha perdido un 1,1%. También han sido menores los números rojos de Hong Kong, donde el Hang Seng ha retrocedido un 0,9%, y en Japón, donde el Nikkei ha caído un 0,18%.

Los indicadores económicos, en mínimos

El indicador de sentimiento económico griego alcanzó en julio su nivel más bajo en casi tres años, empujado a la baja por el cierre bancario y la incertidumbre política en el país después de pactar las líneas básicas del tercer rescate. En concreto, el sentimiento económico se situó en el séptimo mes del año en 81,3 puntos sobre un total de 100, nueve puntos menos que a cierre de junio. El índice, publicado este lunes por el think tank heleno IOBE, tiene en cuenta las expectativas en el sector industial, en el sector servicios, en el gran consumo y en la distribución.

Por su parte, el PMI —que mide la actividad del sector manufacturero— sufrió en julio una caída récord al hundirse desde los 46,9 puntos de junio a los 30,2, su nivel mínimo desde que la consultora Markit empezó a elaborar esta encuesta. Esta contracción récord afectó a prácticamente todas las variables que tiene en cuenta: producción, nuevos pedidos, empleo en el sector industrial y stocks.

Desde que las dudas políticas y económicas se disparasen en diciembre pasado, menos de un mes antes de las elecciones que dieron la victoria a Syriza, las salidas de fondos de las entidades financieras se elevan hasta los 40.000 millones de euros, según datos de la patronal bancaria helena.

Europa, en vilo: Grecia impone un corralito

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Grecia quedó sometida anoche técnicamente a un corralito después de que el gobierno de Alexis Tsipras anunció que no tenía más remedio que decretar un feriado bancario hasta el 7 de julio, dos días después del previsto referéndum. Mientras, los retiros de dinero serán limitados y la Bolsa permanecerá cerrada hoy.

La decisión de Alexis Tsipras, que alimentó los temores a un lunes negro hoy en los mercados, se produjo después de que el Banco Central Europeo decidió ayer no extender el monto de la línea de crédito en curso, que se eleva a 98.000 millones de euros, pero que ya fue prácticamente utilizada en su totalidad.

La dramática decisión de instaurar un control de capitales en el país es el resultado de semanas de tensas negociaciones y enfrentamientos entre el gobierno griego y sus acreedores institucionales (el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI), que culminaron hace 48 horas, cuando Tsipras anunció su intención de someter las exigencias de esas instituciones al voto popular.

Indignados, los ministros de Finanzas de la zona euro, que mediaban en la negociación, decidieron anteayer poner fin unilateralmente a toda posibilidad de extensión del actual plan de rescate. El BCE, por su parte, hizo prácticamente lo mismo.

Tras una reunión de emergencia, el consejo de gobernadores del BCE afirmó que la institución no proveerá a Grecia fondos adicionales vitales, y subrayó su disposición de seguir trabajando con el Banco Central de Grecia «para mantener la estabilidad financiera».

«Tras la decisión de las autoridades griegas de organizar un referéndum y de no prolongar el programa de ajuste de la Unión Europea (UE) para ese país, el consejo de gobernadores declara que trabajará estrechamente con el Banco Central de Grecia para mantener la estabilidad financiera», dice el comunicado.

También agrega que el BCE «está listo para reconsiderar su decisión», con lo que deja la puerta abierta para cualquier cambio de actitud del gobierno de ultraizquierda de Alexis Tsipras.

Los bancos griegos dependen de esos fondos de emergencia europeos desde febrero pasado, cuando los bancos centrales de los otros 18 países de la eurozona les cortaron el acceso a sus créditos regulares.

Un total de 89.000 millones de euros fueron entonces aprobados, en el marco del programa ELA (Emergency Liquidity Assistance), por el consejo de gobernadores del BCE, integrado por los presidentes de los bancos centrales de la zona euro, seis altos responsables de la institución presidida por el italiano Mario Draghi. Se requiere la aprobación de dos tercios del consejo para que toda solicitud de ELA sea acordada.

Hasta ayer, cada euro que salía de un distribuidor de billetes griego estaba respaldado por fondos de emergencia del BCE. Miles de millones de euros han salido del sistema bancario del país en las últimas semanas a medida que la relación entre Atenas y sus acreedores internacionales se deterioraba.

En esas condiciones, las autoridades griegas tenían sólo dos opciones: decretar un feriado bancario o implantar un control de capitales. Decidieron hacer todo a la vez, como sucedió en la Argentina en 2001.

En un breve mensaje televisado a LA NACION, Tsipras culpó de la situación a los líderes de los otros 18 países de la eurozona, pero no dio detalles sobre la extensión del feriado bancario ni de la cantidad de dinero que se podría retirar de los cajeros automáticos. Después se supo que no habrá actividad bancaria hasta el día del referéndum y que los distribuidores sólo entregarán un máximo de 60 euros. Las medidas no afectarán a los turistas extranjeros, que podrá seguir sacando dinero de los cajeros automáticos.

Para Tsipras, los ministros de Finanzas de la eurozona «le han negado al pueblo griego el derecho de tomar una decisión democráticamente».

Agregando confusión al drama, la Comisión Europea dijo ayer, por primera vez desde que comenzó la crisis, que el último plan de los acreedores ofrecía a Grecia numerosas concesiones y una reducción de la deuda: ésa fue justamente la principal demanda de Tsipras durante estos cinco meses de diálogo de sordos. Pero ese plan nunca fue presentado debido a la ruptura de negociaciones del sábado pasado.

Esas supuestas concesiones llegaron demasiado tarde para prevenir el caos en Grecia, una situación que hacía temer un lunes negro hoy en los mercados y que incluso causó seria preocupación del otro lado del Atlántico.

El presidente norteamericano, Barack Obama, habría llamado a la canciller alemana, Angela Merkel, para pedirle que adopte alguna iniciativa. Jack Lew, el secretario del Tesoro, llamó a su vez a los acreedores de Grecia para que alivien el peso de su deuda.

CUMBRE

Los jefes de Estado y de gobierno europeos mantendrán una cumbre de emergencia pasado mañana. Según fuentes diplomáticas, de ahora en adelante sería François Hollande quien asumiría la conducción de las futuras negociaciones con Atenas. Durante estos cinco meses de negociación, el presidente francés mantuvo una actitud mucho más comprensiva con Atenas que el resto de los líderes de la zona euro.

En todo caso, si bien fue la decisión del BCE la que precipitó el desenlace de la crisis, ciertas fuentes diplomáticas europeas reconocían ayer que los miembros del Eurogrupo estaban dispuestos a utilizar todos los medios a su alcance para doblegar al «incontrolable» primer ministro griego.

«La decisión del BCE puede leerse en ese contexto», afirmó un diplomático francés. «Es una forma de decirle al electorado, antes del referéndum: «Vean lo que les espera si le dicen no a Europa»», explicó.

En el seno de una Unión Europea (UE) formateada y burocrática, donde el respeto de las reglas es sagrado, la aparición de Tsipras y Syriza, su partido antiestablishment, corporizó el fantasma del desorden que los dirigentes europeos miraban hasta ahora desde lejos y con condescendencia.

«Si no se ponen los límites ahora, habremos sentado un precedente y será imposible volver a atrás. Además de Syriza, tendremos que luchar contra Podemos», advierte una diplomática española simpatizante del Partido Popular.

Ayer, Wolfgang Schauble, ministro de Finanzas alemán, afirmó que estaba «perplejo y deprimido» por los últimos acontecimientos. El líder de la línea dura, que encabezó la resistencia contra Tsipras, parece no haberse dado cuenta de que estaba jugando con fuego y de que su intransigencia podía arrastrar consigo a Europa y a la economía mundial.