La seguridad, nuevo eje de la relación China-África

fuente: http://www.elpais.com

China está cambiando su modelo de crecimiento económico, pero también su modelo de relaciones exteriores. Su presidente, Xi Jinping, ha prometido convertir a la segunda potencia en una protagonista mucho más activa en el escenario mundial. África, donde sus importantes intereses económicos comienzan a arrastrarle a una mayor implicación en la estabilidad y la seguridad del continente puede aportar pistas sobre cómo Pekín se plantea esa participación global. Xi visita esta semana por segunda vez en tres años el continente. Durante las reuniones del Foro de Cooperación China-África en Johanesburgo, el presidente chino ha ofrecido 55.000 millones en apoyo financiero destinados al desarrollo de África.

China ha confirmado ya que se encuentra en negociaciones para la creación de lo que sería su primera base militar en el exterior, un centro logístico naval en el pequeño pero estratégico Yibuti. Es un paso más en su estrategia de modernización, expuesta este año en el libro blanco de su Ministerio de Defensa, para “adaptarse a misiones en diferentes regiones y desarrollar la capacidad de sus fuerzas de combate para diferentes propósitos”.

En la confluencia entre el mar Rojo y el golfo de Adén, esa presencia no solo le permitiría dar un mayor respaldo a sus fuerzas participantes en las operaciones antipiratería frente a las costas de Somalia. Despegando desde allí, sus aviones podrían acceder sin necesidad de repostar a lugares como Egipto o Irán; también le permitirían apoyar con más facilidad a sus cascos azules en países como Sudán del Sur. Y en caso de necesidad -puesta ya de manifiesto en operaciones como la evacuación de sus ciudadanos en Libia en 2011 o de Yemen este año- podría llegar con más facilidad a lugares conflictivos de Oriente Medio o de África.

Cerca de 2.500 empresas chinas se han instalado en África en el último decenio. Aproximadamente 2 millones de ciudadanos de esa nacionalidad residen en países de este continente. China es el principal socio comercial de la región, con la que intercambia un volumen anual de bienes por valor de 220.000 millones de dólares y de la que es principal proveedora de infraestructuras. Su estrategia de “no interferencia” en los asuntos internos le ha granjeado la benevolencia de países acostumbrados a mirar a Occidente con sospecha tras el pasado colonial.

Pero la impronta cada vez mayor de China en África ha aumentado también su vulnerabilidad a los problemas del continente. Tres ejecutivos chinos murieron en el ataque del 20 de noviembre contra un hotel internacional en Bamako, la capital de Mali, en el que murieron otras 17 personas.

En África, “el principal interés de seguridad de Pekín es proteger el creciente número de sus ciudadanos y activos de la inestabilidad interna, el rechazo popular, el terrorismo y los secuestros”, apunta Lloyd Thrall, del centro de estudios estadounidense RAND, en su informe “Las Crecientes Relaciones Africanas de China”.

Su principal apuesta, por ello, pasa por fortalecer la seguridad autóctona en el continente. En septiembre pasado, en su intervención ante la Asamblea General de la ONU, Xi Jinping anunció 100 millones de dólares en asistencia militar para la Unión Africana. “A la larga, la comunidad internacional y Naciones Unidas deberían apoyar a los países africanos para que aumenten su propia capacidad de mantener la paz y la estabilidad, de manera que África pueda resolver sus propios problemas”, ha asegurado.

“Para proteger a sus empresas y ciudadanos en el exterior, el Gobierno chino desde luego va a desarrollar nuevas actitudes, aunque también mantendrá al mismo tiempo su adhesión al principio de no injerencia”, asegura el profesor adjunto de la Universidad Tsinghua y experto en las relaciones China-África Tang Xiaoyang.

En su visita al continente, Xi Jinping ha comenzado por Zimbabue, antes de llegar este miércoles a Sudáfrica para reunirse con el presidente Jacob Zuma y participar en el FOCAC. En una aparente señal del compromiso personal de Xi con el continente, es la primera ocasión en que este foro tiene carácter de cumbre de jefes de Estado después de su fundación, en 2000.